jueves, 24 de febrero de 2011

Decreto de la convivencia escolar en Castilla- La Mancha. Iris Arriola


Este Decreto es un claro ejemplo de modelo integrado, ya que practica la mediación escolar para la resolución de conflictos a través de una negociación. Se puede observar, que son los propios implicados los que intentan solucionar cualquier discrepancia que pueda surgir, sin que nadie les obligue a ello. Aunque si no se solucionara el conflicto por ambas partes, puede dar lugar a una sanción, lo que encajaría más con un modelo punitivo. En la línea del modelo integrado, los alumnos participan en la elaboración de normas y son representados por un delegado. De este modo, el profesor no queda por encima de los alumnos, y todos tienen derecho a opinar.

Este modelo, me parece el más acertado, ya que permite la interacción entre el profesor y el alumno, lo que no es muy habitual, al menos cuando yo iba al colegio. Entonces, si surgía un conflicto,normalmente se valían de la autoridad del profesor y se imponía un castigo, sin dar opción al alumno para poder expresarse y mucho menos defenderse. Siempre había alguna excepción, donde algún profesor te daba la oportunidad de contar lo sucedido, y buscar soluciones. Además, los padres, en muchos casos eran de gran ayuda, ya que acudían a tutorías con los docentes, para llegar a acuerdos y buscar remedio al asunto.
Por otra parte, antes tampoco se daba ocasión a participar en las normas del aula, ni de grupo, sino que el profesor siempre te las imponía, te decía continuamente lo que tenías que hacer, sin dejarte un poco de iniciativa para poder juzgar y considerar dichas normas.

Por lo que, para finalizar, destacaría algunos puntos de mayor relevancia partiendo del respeto por los derechos y deberes de la comunidad educativa, ya que el respeto es la base de toda la educación. Además, es muy importante la interacción del profesor y el alumno, es decir, que haya comunicación entre ambas partes, y esto, sumado al diálogo para resolver conflictos, y no únicamente en el aula, sino día a día, al igual que la participación del alumnado en la elaboración de las normas de centro y de aula, para que haya un equilibrio entre el docente y el discente, y no esté ninguno por encima de otro.



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