La Ley de convivencia, como se explica en el video, otorga presunción de veracidad a los docentes pasando a ser autoridades públicas pero ¿qué supone esto? Los que están a favor como Alexandre Bóteda explican que con esta ley pretenden hacer desaparecer la indefensión que sienten los profesores cuando tienen que enfrentarse a los padres ya que los alumnos no son tan conflictivos, el problema radica en las situaciones familiares complicadas. Es decir, esos casos, que son un 10%, donde se aplicaría dicha ley en un juicio, donde los docentes se tendrían en cuenta ante lo que dicen los tutores de un alumno. Por ejemplo, si un padre denuncia a un profesor porque este su hijo ha sido expulsado por alguna razón, el profesor sea escuchado y que un jurado no se quede con la frase típica “mi hijo es el mejor, es el profesor que le tiene manía, todos lo dicen”.
Siendo crítica con esta postura opino que está bien para los profesores que de verdad se han esforzado por entender y ayudar al discente y al final el resultado ha sido ir a un juzgado. Pero es verdad que hay profesores que se intentarán aprovechar de esta ley ya sea para imponer autoridad en el aula o porque no lleven razón a la hora de resolver el conflicto.
También los hay que están en contra de la ley ya que cree que no han pensado en los estudiantes como futuros ciudadanos a los que hay que educar en valores, además de que no atiende a las verdaderas necesidades de la educación gallega. Esta opinión es complementada con la que ofrece el profesor del Centro de Reeducación de Galicia que defiende que hay que actuar antes no cuando los niños tienen 16 años y recalca que en el conflicto padre vs docente el perjudicado es el alumno. Y finalmente la directora del centro O Pelouro donde no existe el fracaso escolar y la autoridad es el apoyo entre todos, no la autoridad impuesta por un docente a través de una ley. Todos ellos comentan diferentes aspectos pero todos coinciden en que esta ley no es la solución para resolverlos conflictos ni lo mejor para los alumnos que SON LO MÁS IMPORTANTE.
Estoy totalmente de acuerdo en que el alumno es lo más importante, que hay que actuar desde la educación infantil y no a partir de secundaria y que la autoridad no te la deben imponen sino que debe surgir entre todo el grupo que se están apoyando entre todos en el proceso de aprendizaje-enseñanza. Pero si es cierto que algunos conflictos de la realidad no van a desaparecer con estas ideas ya que aunque se cambie la educación infantil los que están actualmente en cursos muchos más avanzados no les afectaría sino se llevan soluciones a sus aulas, además el intentar transmitir esta idea de autoridad provocaría desconfianza entre el alumno y sus respectivos tutores hacia los docentes, provocando la angustia del docente sin producirse ningún cambio a favor de una mejor educación.
Los niños que llegan al O Pelouro si se adaptan porque ven en sus compañeros que llevan tiempo allí que es posible ese cambio de mentalidad y no ser engañados al final, pero en otro centro educativo si se le pide que cambie de la noche a la mañana ¿Cuáles son las consecuencias reales? ¿de verdad todos (docentes y alumnos) aceptarían y cambiarían su mentalidad respecto a la educación? No es algo que se deba hacer de golpe, sino que necesita tiempo para que se realice poco a poco de forma progresiva y constante. Pensemos en nosotros mismos cuando nos dicen que la nota no es lo importante que a ellos le importa como seamos en el día a día, en el fondo todos luchamos por llegar a una meta que es obtener la mejor nota olvidándonos que lo importante es disfrutar aprendiendo cada día, y esa desconfianza hacia el docente es normal porque venimos de un sistema donde en realidad somos notas y no personas.
En definitiva, el sistema educativo gallego desde mi punto de vista pretende imponer una autoridad en el docente para casos específicos, pensando que nadie abusará de dicho poder. Sin darse cuenta de la desesperación de algunos profesores de imponer su autoridad para ser respetados por los alumnos para que dejen de actuar libremente (considerando los docentes la libertad como libertinaje) ya que se aprovechan de ellos, olvidando que el respeto debe ser mutuo y se gana con confianza y tiempo, no porque yo lo digo y sin protestar, provocando a los alumnos el querer libertad y revelarse contra alguien que no les tiene en cuenta. Y como hemos visto en el O Pelouro la libertad (no libertinaje), la autoridad y el respeto pueden ir cogidas de la mano en el proceso de aprendizaje-enseñanza.
Verónica Calahorra Ramos.
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